domingo, 31 de enero de 2021

Una solución antigua para un problema nuevo.

 Vamos a ser claros: los viejos no son rentables para los bancos. Una señora que va a sacar 100€ a la ventanilla desencadena una operación que no da ninguna rentabilidad al banco. Mientras que los costes de esa operación son importantes: el sueldo del empleado que la atiende, el coste del transporte del efectivo, el alquiler o la amortización de la oficina... Las demás relaciones con el banco con esa señora, tampoco son muy rentables. La persona que saca 100€ en efectivo dejará de hacer de hacer compras con tarjeta por ese valor. Los ancianos usan menos las tarjetas que el resto de la población. En caso de tener ahorros, la MiFID debería impedir que los anciano invirtieran en los productos de más riesgo y más rentables para el banco.

Es normal que los bancos quieran sacarse de encima esos clientes. El problema es que algunos de los servicios bancarios son indispensables para los jubilados. El. principal de ellos es el cobro de la pensión. ¿Cómo compaginamos el derecho de una empresa privada a escoger sólo clientes rentables con el derecho de los pensionistas a cobrar sin soportar costes adicionales?

Una solución se puede copiar del mercado de la mensajería. Las empresas que ofrecen este servicio sólo admiten clientes rentables. Pero, como el estado entiende que es un servicio básico, ofrece una empresa pública que asume ser deficitaria para que cualquier ciudadano tenga acceso a enviar y recibir cartas y paquetes: Correos.

El Estado podría crear una empresa pública que ofreciese servicios como cuentas corrientes, transferencias, tarjetas de débito. Como Correos, a pesar de ser una empresa deficitaria, podría cobrar por sus servicios cantidades asumibles por el consumidor para reducir el déficit. También podría ofrecer en exclusiva servicios del Estado, como los préstamos ICO. Supongo que los bancos no pondrían muchas pegas, puesto que esta entidad le quitaría los clientes no rentables.

Albricias, creo que acabo de inventar la Caja Postal. 



sábado, 23 de enero de 2021

Se me escapa algo.

Los hechos.

El PSOE cambia a última hora el candidato para las elecciones autonómicas y escoge a Salvador Illa. Por lo tanto, el PSOE entiende que la labor de Illa es rentable electoralmente.

El gobierno de la Generalitat decide aplazar las elecciones.

Desde el entorno del PSOE, se acusa a los partidos de gobierno de la Generalitat de aplazar las elecciones por electoralismo para minorar el "efecto Illa".  Por lo tanto, el PSOE entiende que ERC y Junts asumen que la labor de Illa es rentable electoralmente.

Desde Junts y ERC, se acusa al PSOE de insistir en la fecha original por electoralismo para aprovechar el "efecto Illa".  Por lo tanto, ERC y Junts creen que el PSOE está seguro de que la labor de Illa es rentable electoralmente.

Las circunstancias.

Las cifras de la pandemia son malas, pero venimos de las Navidades. Lo normal es que vayan mejorando a medida de nos alejemos de las fechas en las que el distanciamiento social se ha relajado mucho. Es normal que en torno al 14F la sensación sea de que vamos mejorando y cierta cantidad de votantes atribuya esa mejora a la gestión del gobierno.

En mayo, las cifras deberían ser todavía mejores. Habrá ya un porcentaje significativo de personas vacunadas, que, sumado a las personas que se habrán inmunizado contrayendo la enfermedad con síntomas o sin ellos, hará que la pandemia empiece a remitir.

Lo que no entiendo.

Si todo el mundo opina que capitalizar la gestión de la pandemia sería rentable para el PSOE el 14 de febrero, más rentable debería serlo a finales de mayo. Lo electoralista sería que el PSOE quisiera aplazarlas y sus rivales mantenerlas.

Una conclusión inquietante.

De todas las afirmaciones y suposiciones que he hecho, la menos probable es la que hago sobre la situación en mayo. El futuro, cuanto más lejano, más impredecible. 

¿Y si los que manejan el cotarro tienen información de que en mayo todo estará peor? Entonces todo adquiriría lógica y sería comprensible que el PSOE quisiera que las elecciones se celebrasen cuanto antes y sus rivales que se celebrase más tarde.


domingo, 3 de enero de 2021

Enseñadles a jugar a las cartas.

El éxito de la serie Gambito de Dama ha popularizado el ajedrez. Las estadísticas de ventas dicen que se han comprado muchos más tableros de ajedrez. Y las estadísticas de ventas son las más fiables: compramos lo que creemos que nos gusta, pero decimos que nos gusta lo que creemos que nos debe gustar.

Aprovechando esta pequeña ola, han aparecido artículos comentando las bondades pedagógicas del ajedrez. Un juego que te obliga a pensar y planificar con cuatro o cinco jugadas de antelación. Yo aprovecho para volver a reivindicar los naipes en la escuela. La pandemia nos ha recordado que, en la vida real, un buen día, los alfiles pueden dejar de moverse en diagonal y los caballos dejan de saltar. También nos ha recordado que no todos empezamos con las mismas piezas, algunos juegan con cuatro damas y otros con ninguna. En los naipes, tienes que sacar el mejor partido posible a las cartas que tienes. En la brisca, conoces el pasado, pero no sabes qué te depara el porvenir. En el mus, tienes varias alternativas a las que apostar. Algunas son más provechosas que otras, pero quizás se resulta más fácil alcanzar un buen juego en pequeña que en grande. Algunos juegos tienen pequeñas variaciones en el reglamento de un a región a otra. Como escuela de vida, me parecen mucho más provechosos los naipes que el ajedrez.