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jueves, 19 de noviembre de 2015

La televisión en los momentos excepcionales.

Dicen que cuando el sabio apunta a la luna, el necio mira el dedo. Pues hoy voy a hablar del dedo. Más necio aún, voy a hablar de los dedos que apuntaron al dedo.
Después de los atentados de París, por las redes sociales se leyeron muchas críticas a las cadenas de televisión generalistas por no haber modificado la programación. Esa noche, el canal 24H batió su récord de audiencia. Es decir, que sí que había un canal en el que informarte, dos para los que vivimos en Cataluña gracias a 3/24. Si en una ciudad queda inutilizado el sistema de agua potable, es normal que se amplíe la sección de agua embotellada de los supermercados, pero no hace falta cerrar la sección de yogures. Según mi modesta opinión, con un letrero sobreimpresionado para que la gente sepa que ha pasado algo importante y pueda decidir si cambiar de canal, es suficiente. Otra cosa es discutir si tener un solo canal de noticias (dos en Cataluña) y encima controlado por el gobierno (ahora no hace falta poner paréntesis, porque esto es igual en Torremocha que en Vic) es suficiente. La audiencia, la no audiencia, ya se cargó una cadena informativa privada. No lloremos ahora.
Por otra parte, la televisión no sirve para estas cosas, obtener imágenes con contenido informativo es lento. Ver a la misma pareja abrazándose en el mismo estadio por sexta vez en tres minutos me expulsó de la pantalla. Lo que se decía era importante, pero la obligación de la tele de ofrecer imágenes me distraía de lo importante. Me fui a la radio y a internet.
P.D. Si para noticias graves e impactantes me parece que no es necesario que se dediquen más de dos o tres cadenas, para noticias previsibles como el mensaje navideño del rey, con una es suficiente.