La decisión

Se enfrentaba a la decisión más importante de su vida. De ella dependería todo su pasado.

Musulmanes mudos

Moisés Naím titula así su columna en el País de hoy. Se sorprende el autor de la aparente desproporción entre las reacciones del mundo musulmán ante la represión de los uigures, y las que se produjeron por las viñetas que se burlaban de Mahoma en un diario danés. De la última frase, a pesar de su extraña redacción, se desprende una denuncia de la hipocresía de los líderes musulmanes. Me temo que no es una cuestión de mera hipocresía, sino de algo peor: de fanatismo. En la muerte de un militante islamista, los fanáticos ven el nacimiento de un mártir. En la burla de un símbolo religioso, los fanáticos ven el peor de los crímenes: la desacralización (perdón por el palabro) de lo divino. Y digo que me parece peor el fanatismo que la hipocresía, porque al hipócrita le puedes convencer de que no obtendrá beneficio de su actitud y dejará de hacer daño. Pero existen muy pocas herramientas para apear a alguien de su fanatismo, la más eficaz, la sustitución por otro fanatismo.

El precio del placer

Hace cinco semanas, mo rompí el radio y el cúbito. Tras tres semanas de escayola, con algunas jornadas especialmente sudorosas, acudí a una clínica privada para que me cambiaran la escayola y aliviar así los picores. Me costó 70€ un acto con un nulo efecto terapéutico y el picor reapareció algunos días más tarde, pero ¡Dios, qué placer! No me arrepiento para nada del dispendio realizado.

La casa del silencio.

Un drama en el que algunos personajes sufren por lo mucho que ha cambiado Turquía. Otros, por lo poco que ha cambiado. Algunos más, porque ha cambiado, pero no en el sentido que ellos esperaban. Lo que más me ha sorprendido, es lo mucho que se parecen España y Turquía; dos países en los extremos de Europa y a los que algunos niegan dicha condición. Los intentos fracasados de algunos intelectuales a principio del siglo XX para apartar al país del nacionalismo. El crecimiento urbanístico descontrolado en la costa. Los izquierdistas de clase bien y los pandilleros fascistas protegidos por la policía de los 70. Algunos de los personajes jóvenes podrían aparecer como amigos de Teresa en la novela de Marsé.
Interesante, pero me gustó mucho más "Me llamo Rojo".

La tía Julia y el escribidor.

He vuelto a leer este libro diecisiete años después,un abono mensual de tren utilizado como punto de lectura me ha dado esta información. No recordaba nada de la novela, así que no se puede decir que sea un libro inolvidable, pero sí que es divertido. El protagonista es un aspirante a escritor recién salido de la adolescencia. La novela gira en torno a dos ejes: el trabajo en una emisora de radio y el romance con una mujer de treintaypocos años. En la emisora, tiene la oportunidad de conocer a un prolífico autor de radionovelas, un Guillermo Sautier Casaseca boliviano. El romance debe vencer fuertes resistencias familiares, pues la mujer es la hermana divorciada de una tía política del protagonista. En la novela, se intercalan, además las creaciones del autor de las radionovelas o radioteatros. El autor aprovecha esta novela auobiográfica para homenajear a la menospreciada literatura popular.

Me molesta que me escondan información

Esta mañana he salido de casa hacia el colegio electoral con la intención de votar a determinada candidatura. Cuando he recogido la papeleta, he comprobado que sólo aparecían siet u ocho candidatos. ¿Por qué no me enseñan los cincuenta candidatos que, en realidad, estoy votando? Cuando me esconden información, sospecho que lo que me ocultan podría cambiar mi decisión. Y la he cambiado.

Me deben una dioptría.

Titulado en cadenaser.com "Zapatero apuesta por el voto jóven para que no se repita la victoria de la extrema derecha".
Algún lector del blog dedicado a la docencia dirá que la culpa es de los informáticos.