viernes, 8 de octubre de 2010

Reformar el sistema de pensiones.

Creo que todos podemos estar de acuerdo en que si vivimos más años, habrá más pensionistas y será más difícil pagar todas las pensiones. Para mantener el equilibrio, o reducimos los gastos, o aumentamos los ingresos o ambos.
Para reducir los gastos hay que rebajar el importe de las pensiones, como esto dicho así dinamita las posibilidades electorales de cualquier gobierno, se optará por alargar el periodo de cotización utilizado para calcular la pensión. Saldrán pensiones más pequeñas, pero la culpa será del método de cálculo, no de las pensiones. A mí, en principio, no me parece mal. Obligará a los autónomos a cotizar más durante más años si quieren obtener una pensión decente. Los asalariados no podemos escoger cuánto queremos cotizar.
Para incrementar los ingresos, la medida que más suena es prolongar la vida laboral hasta los 67 años. aquí ya tengo mis dudas. En un país en el que el paro oscila entre el 10% con las vacas gordas y el 20% con las vacas flacas, ¿tiene sentido incrementar el número de cotizantes con gente cansada de trabajar?¿No sería más lógico dejar que se jubilasen y que cotizasen trabajadores más jóvenes ahora en paro?
Nuestros convenios colectivos priman la antigüedad sobre la productividad. Seguro que las empresas prefieren pagar a sus trabajadores por lo que hacen y no por el tiempo que llevan allí. ¿Les saldrá más rentable un recién incorporado al mercado laboral o un veterano de 67 años?
Seguro que algunos trabajadores de 65 años disfrutan tanto de su trabajo que preferirían trabajar hasta los 67, pero no me hace falta ningún estudio demoscópico para saber son mayoría los que preferirían no trabajar esos años de propina.
Los que dejarían de abandonar al paro por la prolongación de la vida laboral no sabrían nunca el motivo. Pero seguro que estarían más contentos trabajando que en el paro.
Las arcas del Estado pagarían pensiones durante dos años más, sustituirían dos años de cotizaciones caras por dos años de cotizaciones baratas, pero se ahorrarían prestaciones de desempleo.
Para acabar, ala sociedad en general, ¿qué le conviene más? ¿Tener ociosa a una persona de 66 años o a una persona de 26?

jueves, 30 de septiembre de 2010

No saben contar.

Una vez escuché que, en una encuesta realizada entre estudiantes de una universidad, a la pregunta de si habían mantenido relaciones sexuales con algún compañero/a de clase, un porcentaje muy alto de hombres dijo que sí, mientras que entre las mujeres las respuestas afirmativas eran muy minoritarias. De creer a la encuesta, llegaríamos a la conclusión de que o bien había unas pocas alumnas muy promiscuas o bien el porcentaje de gays era muy alto. Con las afirmaciones de Esperanza Aguirre respecto a la participación en la huelga pasa algo parecido. Según la Presidenta, sólo el 5% de los trabajadores dejó de acudir al trabajo y denunciaba la actitud amenazadora de numerosos piquetes que obligaban a secundar la huelga a trabajadores que no lo querían hacer. O bien todos los piquetes amenazaban al mismo grupo de trabajadores, o bien se dedicaron a amenazarse entre sí.

martes, 28 de septiembre de 2010

La discípula de Maquiavelo.

Muy buena la jugada de Esperanza Aguirre. Decreta unos servicios mínimos tan poco mínimos que su incumplimiento está casi garantizado, con lo que consigue:
a) Reafirmar su imagen de dirigente fuerte.
b) Desprestigiar a los sindicatos ante la opinión pública.
c) Desacreditar al gobierno por no garantizar los servicios mínimos usando la fuerza pública.
y d) Ayudar al éxito de la huelga contra Zapatero.

lunes, 27 de septiembre de 2010

El tamaño importa.

Si alguien armado te dice "éste es mi país y debéis hacer lo que yo os diga" ¿qué opinaréis? Pues depende del tamaño del arma.
Si tiene una navaja, diréis que es un loco.
Si tiene una pistola, diréis que es un terrorista, aunque algunos dirán que es un guerrillero.
Si tiene un ejército, diréis que es un dictador, aunque algunos dirán que es un líder.

P.D. Me hubiese gustado dibujarlo, pero soy muy torpe para eso.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Distorsión.

En una sociedad bien organizada, los políticos intentarían convencernos de que su programa es el mejor y los fabricantes se esforzarían en saber lo que queremos o necesitamos para producirlo.
En nuestra sociedad actual, los políticos intentan decir lo que queremos oír y los fabricantes convencernos de que lo que ya han fabricado es lo que necesitamos.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Dos mujeres en Praga

Cuando faltaban 20 páginas para acabar el libro, lo dejé en la mesilla de noche y me puse a dormir. Me parece un síntoma elocuente de cuánto me atraía la novela. Empieza bien, un conjunto de personajes que mienten sin maldad. Mienten para construirse una vida ficticia mejor que la real. Millás juega con los personajes y las palabras con la habilidad de siempre. Pero llega un momento en que la historia me aburre. Acabo con la sensación de que un cuento hubiese funcionado, pero que lo estiró demasiado para convertirlo en novela.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Una huelga general extraña.

Hace unos meses, tantos que ya no recuerdo la fecha exacta, los sindicatos mayoritarios convocaron una huelga general. El motivo, las medidas anunciadas por el gobierno para capear la crisis y que significaban un recorte considerable de los derechos de los trabajadores. Hasta aquí, todo normal.
Sí que resulta extraño que los medios afines a la derecha llevasen tiempo reclamando una huelga general. Reclamación que se convirtió en acusaciones de irresponsabilidad cinco minutos después de realizada la convocatoria, volviendo de esta forma estos medios a la normalidad.
También resulta extraña la fecha escogida para llevar a cabo la huelga. A mí me parecían lógicos dos momentos: inmediatamente después del anuncio de las medidas con los trabajadores sensibilizados, o poco antes de la tramitación parlamentaria para demostrar al poder legislativo el descontento de la población y convencerlo de que debía votar en contra de las medidas. Ni una ni otra. La huelga se desarrollará cuando el cabreo haya bajado bastante y las Cortes habrán decidido.
La sociedad actual se ha ido protegiendo de los errores a base de protocolos. Todas las profesiones que gestionan el riesgo (médicos, controladores aéreos, técnicos de mantenimiento, bomberos...) se han acogido a protocolos que coartan la libertad del profesional pero le ayudan a tomar decisiones correctas y, en caso de que las cosas vayan mal, culpar a un ente que no podrá ser castigado: el protocolo. Parece que los dirigentes sindicales también se han acogido al protocolo: cuando el gobierno recorta derechos de los trabajadores, se debe convocar una huelga general. Eso han hecho, pero sin convicción, un ordenador hubiese tomado la misma decisión con la misma frialdad.
Ahora sólo falta comprobar si el desarrollo de la huelga se ajusta más a la normalidad. Tengo especial interés en ver cómo se mide el éxito de la convocatoria. Lo normal es que se mida por el porcentaje de participantes en la huelga, cuando lo lógico sería medirlo por los derechos recuperados tras la huelga. Para mí, independientemente del índice de participación, la huelga será un éxito si obliga a rectificar significativamente al gobierno. Si el gobierno no se mueve un ápice de sus posiciones, siendo el gobierno más veleidos que recuerdo, la huelga será un fracaso.