domingo, 5 de abril de 2020

Vayamos con cuidado.

ADVERTENCIA: Mis conocimientos de epidemiología, economía y sociología son los mismos que de fútbol y nunca nadie me ha confiado la dirección de un equipo.

Para vencer o domesticar un virus, tenemos tres caminos: la inmunización, el ataque farmacológico al virus o la paliación de los síntomas.
A la inmunización se llega por dos caminos: por la vacuna o a lo burro, con la infección masiva. Para la vacuna aún nos faltan meses que se pueden hacer muy largos. Para la infección masiva no tenemos ni idea de cuánto falta. Sabemos que hay muchos infectados sin síntomas, pero no sabemos evaluar ese "mucho". Un estudio serio hablaba de una horquilla entre 1'9 y 19 millones de infectados en España.
El ataque farmacológico al virus, matar el bicho, es poco eficiente. En la gripe común, que lleva tiempo con nosotros, hemos desistido de usar esa vía.
Ahora mismo, sólo podemos paliar los síntomas. Como tenemos muchos contagiados y desconocemos cómo actúa el virus en nuestro cuerpo, el sistema sanitario está casi desbordado.
Ahora mismo, parece que la epidemia empieza a dejar de crecer. Llevamos 3 días en los que la cifra de muertos es inferior a la del día anterior. Las cifras son falsas, pero, si se han cometido los mismos errores todos los días, la tendencia es cierta. Y hay que tener en cuenta que los fallecidos de un día se contagiaron una semana antes.
Entre este estancamiento de pacientes y que empezamos a saber alguna cosa sobre cómo tratar los síntomas, el sistema sanitario puede alejarse del colapso.
Tenemos que empezar a pensar en cómo abrir el grifo. No va a ser fácil. Todos queremos salir, muchos necesitan salir y bastantes tienen necesidad imperiosa de salir. La presión va a ser importante. Pero parece que el virus sigue ahí y de manera muy extensa. Según datos de Trànsit de Catalunya, las primeras medidas de confinamiento supusieron una disminución del 65% del tráfico. Las segundas, un 10% adicional. Si con estas medidas solo hemos conseguido parar el crecimiento de la epidemia,  cualquier precipitación en la relajación de las medidas la volverá a disparar. Domesticar al virus (hacer que no se contagie demasiada gente y tratar adecuadamente a los que se contagian) es lo más importante, pero no lo único. Cualquier decisión que se tome tardará por lo menos una semana en tener efectos sobre la epidemia, pero tendrá efectos inmediatos sobre la opinión pública y la economía de mucha gente y efectos a largo plazo sobre la economía de grandes empresas (que, a su vez, afectará a muchas personas). Habrá que equilibrar la presión social y la sanitaria.
Mientras, nos iremos infectando todos y nos habremos inmunizado.

martes, 24 de marzo de 2020

El relato que no escribiré.

Hace unos meses, volviendo del trabajo, vi un zapato de tacón en el arcén. El zapato pasó allí algunos días. A la segunda o tercera tarde me dije que de ahí podía sacar un relato. Le fui dando vueltas. Tenía título : Zapatos. Un grupo de amigos vuelve en coche de la playa y ve un zapato en la cuneta. Alguien gasta una broma. A partir de aquí empiezan a ver zapatos, cada vez más frecuentes. La idea era ir creando un crescendo cambiando las risas iniciales por tensión. En este tramo me fallaron los recursos, no supe darle continuidad. El final lo tenía encarrilado. Los jóvenes alcanzaban un camión que iba cargado, tenía que decidirlo, de cadáveres o maniquíes a los que se les iban cayendo los zapatos.
Cuando nos quedamos encerrados pensé que era una buena ocasión para rematar el relato. A los cinco minutos, me dio la impresión de que aquel relato parecía una metáfora oportunista de la reacción que hemos tenido con el  covid19, desde las risas cuando pensábamos que eso les pasaba a los chinos que comían pangolines hasta el espanto de ver camiones del ejército trasladando ataúdes para incinerar o pistas de patinaje sobre hielo convertidas en morgue.
Nunca acabaré ese relato.

sábado, 25 de enero de 2020

Acongojante.

Hace ya cuarenta años que escuché a Isidre, un profesor de EGB, usar la palabra "acongojante". Estábamos de excursión por Ordesa y, ante un precipicio, dijo "es acongojante, se te ponen los congojos de corbata". Los que lo escuchamos, nos reímos. Era un ingenioso juego de palabras.
Con el tiempo, parecía que la broma había tomado vida propia. Empezaba a sospechar que mucha gente usaba la palabra, no como eufemismo, para evitar la malsonante "acojonante", sino pensando que estaba usando la palabra en su sentido genuino.
Mi sospecha se ha confirmado leyendo 1Q84. "Producían esa acongojante sensación de amenaza". Escandalizado por el mal uso del sinónimo de pena, he empezado a escribir esta entrada. Y cuando he ido a buscar la definición de la RAE me he encontrado "1. f. Desmayofatigaangustia y aflicción del ánimo.". Hala, 40 años de sonrisitas de superioridad cuando oía el palabro por el desagüe. Porque resulta que acongojante no solo significa que provoca pena, también puede provocar angustia. 

viernes, 17 de enero de 2020

Esos premios que no nos gusta recibir.

Hace unos años, unos cuantos compañeros decidimos montar un equipo de fútbol 7 y apuntarnos a un torneo que organizaba el Gimnàstic de Manresa. Quedamos últimos y recibimos el trofeo al Fair Play. Dos veces. Ese premio está bien cuando eres niño y te tienen que inculcar un montón de valores que irás perdiendo durante la edad adulta. Pero cuando eres mayor, y nosotros ya éramos muy mayores para jugar a fútbol, ese premio da cosica, nadie quería recogerlo. Entendimos el mensaje. Después de recoger el segundo premio, no volvimos a apuntarnos al torneo y los trofeos se perdieron en alguna de las mudanzas que las fusiones de Cajas de Ahorros nos propiciaron.
Me parecía que no podía recibir un trofeo del que sentirme menos orgulloso.
Hasta que recibí otro hace un mes.



Joder, y encima el segundo premio.

jueves, 19 de diciembre de 2019

¿Las primarias son buena idea?

En los últimos años se ha puesto de moda decir que las primarias son el mecanismo más democrático para decidir las cabezas de listas a  las diferentes elecciones. A mí, sin embargo, no me acaba de convencer. Un militante es, casi por definición, alguien más fanático que un simpatizante. Alguien que paga una cuota es, probablemente, alguien con menos dudas que el que solo tiene simpatías. Los militantes tienen tendencia a escoger líderes más capaces de enardecer a los convencidos que de convencer a los dubitativos. Y las elecciones se ganan convenciendo a los dubitativos.

sábado, 14 de diciembre de 2019

La solución está en el egoísmo.

Sin llegar al pesimismo de Hobbes, creo que está más cerca de la verdad  que Rousseau. Véase, por ejemplo, el éxito de los dos sistemas económicos que se ofrecieron para gestionar el gran reto del siglo XX: el aumento espectacular de la productividad del trabajo. Ganó por goleada el capitalismo. Se implantó en más países y concedió niveles mucho más altos de bienestar y libertad para sus ciudadanos que el capitalismo. El comunismo ofrecía unos objetivos mucho más atractivos que el capitalismo, pero necesitaba, para tener éxito, un requisito inalcanzable: la mayoría de seres humanos debían ser buenos. El capitalismo parte de un requisito más modesto, la mayoría de los ciudadanos deben ser civilizados. E intenta aprovechar una materia prima mucho más abundante: el
egoísmo.
En gran reto del siglo XXI es la gestión medio ambiental del planeta. La tecnología ha llegado a un nivel tal que es capaz de influir seriamente sobre el equilibrio del planeta, y no lo estamos haciendo bien. Las campañas de concienciación están bien, pero ¿quién se va a gastar 30.000€ en un coche eléctrico si el equivalente de combustión cuesta 15.000€? Oye, que si compras el eléctrico, dentro de 30 años vivirás mejor. Si lo que nos va a pasar dentro de 30 años fuese determinante para tomar decisiones, no existiría un solo fumador ni bebedor.
Lo que es aplicable a las personas, es aplicable a los estados. Será muy difícil convencer a Brasil de que deje de usar la Amazonía para producir oxígeno gratis para la humanidad si puede  usarla para producir soja y venderla. La solución es "comprarle" el oxígeno. Además de parecerme una solución viable, no me parece una solución muy injusta. El azar geológico a otorgado a Arabia un montón de petroleo que compramos sin cuestionarnos si es justo o no. Pagar a Brasil porque el azar biológico le ha otorgado un montón de oxígeno, no me parece más injusto.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Ejerciendo de censor en una escuela infantil

En las últimas elecciones acudí a un colegio electoral. Como la mayoría de colegios electorales, ocupaba las dependencias de un colegio de enseñanza. De primaria en este caso. Las urnas se habían instalado en un aula de los primeros cursos: perchas a muy baja altura, fotos de los niños para identificar el usuario de la percha, muchos carteles con letras muy grandes por las paredes... Por lo visto, este curso están volcados en la prehistoria. Dibujos de mamuts, hombres barbudos vestidos de pieles con hachas de piedra en las manos... Y entre todos los carteles, la letra de una canción que me indignó. No creo que la escuela, y menos la pública, deba servir para enseñar eso a los niños. Me daba cierta vergüenza porque sabía que me mirarían, pero no podía soportarlo. Así que, al final, me decidí. Cogí el bolígrafo y corregí el mensaje. Bisonte se escribe con B, no con V.