El sesgo económico del primer nacimiento del año.

 Una de las noticias tradicionales del uno de enero es conocer al primer recién  nacido del año.  Es muy frecuente que ese primer nacido de la ciudad,  comarca, provincia,  comunidad o estado sea hijo de inmigrantes. En esos estercoleros que son ciertos rincones de Twitter,  aparecen muchos comentarios sobre la desproporción entre nacimientos de progenitores "autóctonos" y nacimientos de padres extranjeros. 

Pero, ¿de verdad son muchos más los nacimientos de padres inmigrantes? Sin tener ni un dato,  voy a aventurar una teoría. 

Los inmigrantes son más pobres que los nacionales. 

Los que tienen más dinero recurren más a la sanidad privada.

En la sanidad privada es más frecuente que se programe un parto.

Es extremadamente raro que se programe un parto el uno de enero. 

Los nacimientos del uno de enero salen en los medios de comunicación.  El resto,  normalmente no 

Los méritos y el reconocimiento.

Hace cincuenta años, yo entonces era un crío, la Sagrada Familia de Barcelona sólo tenía las cuatro torres de la fachada del Nacimiento. Lo recuerdo porque la pastelería del barrio, llamada como el templo, utilizaba la imagen de esa fachada en los papeles de envolver pasteles.

En estos cincuenta años, el monumento ha ido creciendo: se ha construido la fachada de la Pasión, se avanza en la construcción de las naves, las torres de Jesucristo y la Virgen María superan en altura a las torres de las fachadas ... y, hace unas semanas, se coronó la torre de la Virgen María con una estrella de doce puntas. El hito fue merecedor de ceremonia de inauguración con titulares en prensa, asistencia de políticos y mensaje del Papa.

Ejerciendo un papel a medio camino entre el turista y el jubilado, ayer me acerqué a ver cómo había quedado. En una precisa metáfora sobre los méritos y el reconocimiento en la vida laboral, una grúa de la que nadie había hablado se erigía por encima de la estrella protagonista.

Ahí sigue creciendo el monumento que George Orwell comparó con cuatro botellas de vino del Rin.

Percudir.

Hoy, leyendo una novela de Santiago Roncagliolo, me encontré una palabra que hacía mucho que no escuchaba. Por lo menos, desde que se murió mi madre, que era quien se la oía. Percudir.

Como las especies amenazadas por otras que ocupan su espacio, "percudir" se quedó recluida en un pequeño ecosistema. Quizás era algo más grande que que Casas del Monte, pero no mucho más. Quizás, hace siglos no estaba al borde de la extinción. O, quizás, algún nortextremeño se la llevó consigo al otro lado del Atlántico. El caso es que un peruano me la ha devuelto cuando yo casi la había olvidado.

Lecciones que da el fútbol.

Llevo tiempo pensando que los futbolistas y baloncestistas profesionales son un magnífico termómetro para saber cómo va la pandemia. No son una muestra amplia de la población, pero les están haciendo pruebas cada semana.

El año pasado, a estas alturas, se habían aplazado bastantes partidos, tanto de una como de otra competición. Este año sólo llevamos el Breogán - Joventut, de la ACB. Así que parece claro que estamos bastante mejor.

Y llegó la variante ómicron. Y en la plantilla del Os Belenenses portugués se han detectado TRECE positivos. Habrá que empezar a sospechar que se trata de una variante más contagiosa. Pero, por otra parte, no consta que ninguno de los muchos afectados por el brote (además de los jugadores, hay técnicos y jugadores de categorías inferiores) haya sufrido síntomas graves.

Como titulaba aquel disco de Siniestro Total, 

Los jueces epidemiólogos.

 Anda la gente escandalizada y sorprendida con las decisiones judiciales que matizan, limitan o directamente deniegan normas que los gobernantes dictan para intentar frenar la covid. ¿Pero qué saben estos señores de epidemiología para refutar lo que los técnicos han propuesto? Pues lo mismo que saben cuando dictan condenas por mala praxis a un médico, un arquitecto o un fontanero.

¡Vaya susto!

Uno de mis placeres preferidos del fin de semana es desayunar con calma leyendo el diario. Hoy se me  ha atragantado la plmera de chocolate al leer que en Madrid y Barcelona "la esperanza de vida ronda los 44 años".

Por suerte, sólo era un error del que escribió el destacado. 44 es la edad media de sus habitantes, no la edad a la que dejan de ser habitantes.

Mi minuto de gloria.

Los atletas mataos, ésos que se conocen con el eufemismo de populares, decimos que nuestro único rival somos nosotros mismos, que nos apuntamos a carreras para exprimirnos un poco más, que nuestro único objetivo es hacer ejercicio saludable. Pero, en el fondo, seguimos siendo aquellos niños que pensaban que de mayores serían buenos en algo y que nos sacarían por la tele. Los organizadores lo saben y uno de los alicientes que ofrecen son tus imágenes corriendo. En fotografía o en vídeo.
La Edp Bilbao Night Maraton ofrecía el vídeo de tu entrada en meta. Y la meta era en el Museo Guggenheim. Para allá que me fui.

Aquí tenéis el vídeo de mi entrada en meta. Mis agradecimientos a D. García, con el número 5.