lunes, 29 de febrero de 2016

No es lo mismo.

Cuando dos fenómenos aparecen juntos frecuentemente, tendemos a identificarlos. Por ejemplo, animalismo y ecologismo. La inmensa mayoría de los animalistas son ecologistas y viceversa, pero, en determinadas circunstancias, se hace evidente que la mejor alternativa en términos de ecología no lo es en términos de derechos de los animales. No seguiré por ahí, porque ya lo he hecho tres o cuatro veces y siempre he salido escaldado.
Hoy voy a hablar de dos conceptos que también acostumbran a ir asociados pero que tampoco son lo mismo: racismo e islamofobia. Los racistas consideran que no todas las etnias son moral e intelectualmente iguales y, bendita casualidad, la suya es la mejor en ambos aspectos. Si te pedimos que enumeres ejemplos de racistas seguro que te vienen a la cabeza el Frente Nacional francés, el Pegida alemán, Donald Trump o Plataforma per Catalunya. Si te pedimos que enumeres ejemplos de islamófobos, probablemente también aparecerán estos cuatro elementos. Sin embargo, la islamofobia es el miedo o el odio al islam, no a una etnia. Yo estoy convencido de no ser racista, pero no estoy seguro de no ser islamófobo o, por lo menos, no me atrevo a descartar totalmente tener algún comportamiento islamófobo.
Si digo que algo funciona mal en el catolicismo cuando se descubren tantos casos de pedofilia, nadie me acusará de racismo ni de incitar al odio contra la raza blanca. Sin embargo, si digo que algo funciona mal en el islamismo cuando se trata tan mal a las mujeres en los países en los que los musulmanes son mayoría, es probable que sea tachado de etnicista.

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