viernes, 6 de enero de 2017

Una cura de humildad.

Toda mi vida he jugado (mal) a baloncesto. Lo más lejos que llegué fue, a finales de los 80, a jugar en el Sant Fruitós. Jugábamos en Tercera Preferente. Por debajo nuestro estaban las categorías Tercera Catalana A y Tercera Catalana B. Conseguimos el ascenso a Segunda Catalana. En aquel momento, había en Cataluña más equipos por debajo del mío que por encima del mío.
Aquel año había tenido pocos minutos y sospechaba que, en Segunda Catalana, tendría menos. Decidí irme, probablemente cinco minutos antes de que me pidieran que me fuera.
Sant Fruitos de Bages ha sido "Ciutat del Bàsquet Català 2016". Han publicado el libro Sant Fruitós Passió pel Bàsquet.  Y allí aparezco yo, pero no me recuerda ni el Tato, un guión ocupa el lugar de mi nombre.

1 comentario:

Unknown dijo...

Peor sería si fueses un guión bajo _